El martes fue un día atípico en mi ciudad, después del estruendo vino el horror y todo lo que ya es conocido.
Pero de a poco uno se va acomodando, los que tuvimos la suerte de que todos nuestros afectos estén bien, retomamos nuestra rutina, sin dejar de colaborar y siguiendo minuto a minuto todas las noticias, mandando la mejor de las energías para la gente que está trabajando y para los afectados.
Desde el minuto posterior a la explosión tanto municipio, provincia y nación actuaron excelente; yo trabajo en salud y se que no faltó contención ni asistencia. Pero nada es suficiente.
Creo que la tristeza se siente en cada rincón de mi ciudad.
Fuerza para seguir adelante.
Saludos
Inés
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